Maisterravalbuena se complace en presentar la primera exposición individual en Madrid de la artista suiza Silvia Bächli.
En la exposición encontraremos diecinueve obras sobre papel realizadas para la ocasión en un espacio expositivo adaptado a estas circunstancias. Desde comienzo de la década de 1980, Silvia Bächli ha otorgado a sus dibujos cualidades que aparentemente no están en su naturaleza y que se asemejan más a efectos cercanos a la sinestesia: vibrantes colores se convierten en sonidos, líneas sinuosas toman forma humana casi táctil, o el blanquecino papel deja de ser superficie para convertirse en vacío. Estas cualidades más cercanas a la escultura o incluso al cine -como disciplina que aúna movimiento y sonido-, son buscadas por la artista para alejarse de las cuestiones propias del lenguaje del dibujo como puede ser la composición, el estilo y la relación entre figura y fondo.
Al contrario, Bächli busca relaciones fuera de un sistema de representación autónomo, siendo sus dibujos resonancias de las pequeñas cosas ordinarias donde el accidente, el cambio y la sorpresa son una constante. La vida ordinaria, como espacio contingente, está construida por un número inconcluso de acciones, fenómenos o lugares que se repiten sin cesar (una conversación, un horizonte, un cruce de brazos…); es el contexto el que hace que su significado cambie cada vez que acontecen, convirtiendo la acción en repetible pero única al mismo tiempo. Bächli trata sus dibujos como si fueran esas acciones repetibles y el espacio expositivo como ese contexto que hace que nunca sean iguales.
Para Bächli la exposición es un elemento narrativo igual de importante que la propia imagen del dibujo: siempre crea con antelación una maqueta del espacio donde va a exponer, la incorpora a la actividad del estudio y, de una forma orgánica, los dibujos van encontrando su sistema de relaciones con el nuevo contexto. Son esos espacios fuera de los límites del papel los que hacen que los dibujos se comporten como agrupaciones de fragmentos que, igual que nuestras acciones diarias, buscan completarse fuera de su propia imagen. Otro elemento relacional constante que encontramos en los dibujos de Bächli es la huella del cuerpo de la propia artista. Vemos cómo las líneas o las manchas se van apagando o avivando de color de una forma en la que notamos la presión del brazo, de la mano y de los dedos de la artista; vemos que esos velados cambios de color no son representación, no hay anécdota, nacen de una acción física en un momento preciso y desde un cuerpo con unas características concretas.
El trabajo de Silvia Bächli (Baden, Suiza, 1956) ha sido expuesto recientemente en el Barbier-Mueller Museum de Ginebra, así como en la Pinacoteca Staatliche Graphische Sammlung de Münich; en el Pabellón Suizo de la 53ª Bienal de Venecia, en el Centre Georges Pompidou de París, el Musée d‘Art Moderne et Contemporain de Estrasburgo o la Kunsthalle de Basilea. Forma parte de las colecciones del Centre Georges Pompidou de Paris; la Kunsthalle de Hamburgo, el MoMA de Nueva York o el Art Institute of Chicago, entre otros.
